En el complejo entorno laboral, la baja por depresión emerge como una realidad que impacta tanto a empleadores como a trabajadores. En este artículo, exploraremos detalladamente qué implica este tipo de baja, desde los requisitos para solicitarla hasta los derechos y obligaciones que acompañan a trabajadores y empleadores. Nos sumergiremos en el proceso de gestión, ofreciendo información esencial sobre cómo afrontar esta situación desde una perspectiva legal y humana.
Contenidos:
La baja por depresión constituye un tipo de baja laboral que los empleados pueden solicitar cuando se encuentran temporalmente incapacitados psicológicamente para llevar a cabo sus funciones habituales en la empresa.
Es esencial destacar que esta baja, al igual que cualquier otra justificada por razones clínicas, debe contar con la debida acreditación médica.
Durante la baja por depresión, el trabajador tiene el derecho a percibir una prestación económica acorde al tipo y la duración de la misma. Asimismo, cuenta con el derecho a recibir atención sanitaria y psicológica para facilitar su recuperación. Además, está protegido contra el despido y la discriminación, a menos que exista una causa justificada no relacionada con la enfermedad.
Según el informe de Adecco acerca de la empresa saludable y la gestión del absentismo, el 55% de los participantes identifica los problemas mentales y cognitivos, que incluyen trastornos psiquiátricos como la depresión, como la segunda causa de riesgo e incapacidad en el periodo post pandemia.
En España, la depresión impacta a más del 6,7% de la población, mostrando una prevalencia más del doble en mujeres (9,2%) en comparación con hombres (4%).
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Existen dos tipos de depresión laboral, clasificados según su origen:
Baja por contingencias comunes se presenta cuando la depresión tiene causas ajenas a la actividad laboral, generalmente vinculadas a problemas personales o familiares. Ejemplos típicos de este tipo de baja por depresión incluyen el fallecimiento de un ser querido, una situación financiera delicada o alguna enfermedad grave. Es responsabilidad del médico de familia evaluar la necesidad de la baja, determinar su duración inicial y llevar a cabo el seguimiento correspondiente.
La baja por contingencias profesionales se produce cuando el trabajador experimenta depresión debido a razones relacionadas con su profesión o la empresa en la que trabaja. Factores como el mobbing (acoso laboral), una relación conflictiva con los compañeros o el estrés laboral son causas comunes. En bajas laborales por depresión, es la mutua quien toma la decisión. Si la causa está vinculada al ámbito laboral, se otorgará la baja por contingencias profesionales.
Cuando la baja por depresión es concedida por el médico de la mutua, los pagos se rigen por las normativas aplicables a las bajas laborales y no a las de enfermedad común. En este escenario, corresponde el 75% de la base reguladora a partir del día siguiente al de la baja laboral.
Quienes experimentan este trastorno presentan un estado de ánimo triste e irritable, junto con la pérdida de interés y disfrute en sus actividades cotidianas. Además, se manifiestan síntomas como dificultad de concentración, baja autoestima y un sentimiento de culpa excesivo.
Cuando se busca una baja por depresión, no existe la obligación de revelar sus causas. Únicamente el médico que realiza el diagnóstico conoce los motivos, dejando al trabajador la elección de compartirlos con la empresa. Generalmente, los departamentos de recursos humanos demuestran comprensión hacia los empleados que enfrentan cuadros depresivos.
La prevalencia de la depresión es significativa. En España, según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística, más de 2,1 millones de personas experimentan un cuadro depresivo, abarcando el 5,25% de la población mayor de 15 años en todo el país. Entre ellas, 230 mil personas lidian con una depresión grave.
A partir del 1 de abril de 2023, se simplifica el proceso de gestión de bajas laborales con las siguientes novedades, según el Real Decreto 1060/2022 de 27 de diciembre:
Por lo tanto, sólo tendremos que ir al médico (de familia o de la mutua dependiendo del motivo que haya provocado la depresión) para que nos valore y, si procede, podrá conceder la baja laboral por depresión.
Al igual que ocurre con cualquier incapacidad temporal, la concesión de la baja por depresión puede ser otorgada por el médico de familia que diagnostique la enfermedad o por el médico de la mutua, dependiendo del motivo que haya provocado esta ausencia.
La depresión, un trastorno depresivo, suele manifestarse debido a diversas causas, como el estrés, la ansiedad, conflictos laborales y problemas personales.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tristeza circunstancial o la ansiedad ocasional no constituyen causas de depresión.
La evaluación de estos aspectos se realiza por un médico, y la concesión de la baja por depresión por parte de la organización empleadora está respaldada cuando se acreditan clínicamente estos síntomas. Dado que todos estos elementos impactan negativamente en la vida laboral del trabajador y le incapacitan, la justificación de una baja por enfermedad se fundamenta.
No es obligatorio que el trabajador informe a la empresa sobre la naturaleza específica de su baja laboral, como por ejemplo, si se trata de una depresión. Esta elección depende del trabajador y puede basarse en la relación con la empresa o experiencias anteriores.
En general, muchas empresas adoptan un enfoque comprensivo ante estas situaciones y toman medidas para facilitar la reintegración del trabajador, evitando factores que puedan afectar su salud mental.
La baja por depresión recibe un tratamiento idéntico al de cualquier tipo de baja por enfermedad común. Sin embargo, existen unos requisitos que debes cumplir para poder solicitarla:
La extensión de una baja por depresión varía según la gravedad y progreso individual de cada caso. El médico realiza un seguimiento regular y concede el alta cuando determina que el trabajador se ha recuperado o puede volver al trabajo sin inconvenientes.
La duración máxima de una baja laboral por depresión es de doce meses, es decir, un año. No obstante, un médico o una mutua puede extenderla por seis meses adicionales si lo considera necesario.
Si, tras ese año y medio, el trabajador sigue incapacitado y su depresión no ha mejorado, su caso será remitido a un tribunal médico por depresión, que determinará si presenta una situación de incapacidad permanente.
No existe una duración mínima establecida como tal.
La respuesta breve es sí. Sin embargo, ese despido solo sería justificado si la razón no es la baja médica en sí misma. En otras palabras, una organización no puede desvincularse de un empleado simplemente por haber solicitado una baja laboral por depresión, ya que eso constituiría un despido improcedente.
Las causas legales de despido incluyen incumplimientos en el contrato de trabajo, como desobediencia, indisciplina, razones técnicas, organizativas, económicas, entre otros aspectos.
En ambas situaciones, la legislación permite el despido del trabajador, siempre y cuando exista una cláusula específica en el contrato que lo contemple. Es común encontrar dicha cláusula en este tipo de contratos, por lo que es recomendable revisar el procedimiento establecido en tal caso. Por ejemplo, podría establecerse que, en caso de incapacidad temporal, el contrato se suspenda hasta la recuperación del trabajador.
En el contexto de contratos en periodo de prueba, la empresa podría simplemente comunicar al empleado que no ha superado dicho periodo. El trabajador tendría la opción de impugnar el despido alegando que la causa fue su situación de baja. Si logra demostrarlo, podría resultar en la declaración de improcedencia del despido y, en última instancia, su nulidad.
Las bajas laborales por depresión siguen el mismo tratamiento salarial que las concedidas por otras patologías médicas.
Durante la baja, el trabajador deja de percibir el salario de la empresa y, en su lugar, recibe una prestación por incapacidad temporal de enfermedad común. Los montos establecidos por la Seguridad Social son los siguientes:
Es importante señalar que la cantidad percibida podría ser mayor si el convenio colectivo contempla alguna mejora.
Cuando la baja por depresión es concedida por el médico de la mutua de trabajo, las retribuciones se rigen por las normativas aplicables a las bajas laborales y no a las de enfermedad común. En este caso, corresponde el 75% de la base reguladora a partir del día siguiente al de la baja laboral.
Es importante señalar que la prestación por incapacidad temporal es incompatible con el subsidio por desempleo. En el caso de que un trabajador se encuentre en situación de incapacidad temporal y posteriormente pase a la situación de desempleo, continuará recibiendo la prestación por incapacidad temporal. Luego, si cumple con los requisitos legales para el desempleo según la ley, pasará a percibir el subsidio por desempleo.
Es relevante conocer quién asume el costo de la baja médica, además del importe de la prestación:
La principal responsabilidad del trabajador durante su baja por depresión radica en informar a la empresa y presentar los partes de baja proporcionados por el médico, con un plazo de 24 horas en casos de corta duración y tres días si la baja se extiende.
Su principal enfoque debe ser seguir el tratamiento médico prescrito y asistir a las revisiones para una pronta recuperación. No está obligado a atender llamadas o correos laborales durante este periodo. Además, puede realizar actividades autorizadas por el médico que sean compatibles con su estado de salud y proceso de recuperación, como viajar si se considera beneficioso para su bienestar.
¿Cuáles son las actividades permitidas y prohibidas para una persona en baja por depresión?
Puede:
No puede:
La baja por ansiedad y depresión, considerada como prestación por incapacidad temporal, requiere cumplir ciertos requisitos generales, como haber cotizado al menos 180 días como autónomo en los últimos cinco años y estar al corriente de los pagos de la cuota de autónomo. El procedimiento varía según se trate de una enfermedad común o profesional.
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